El futuro del trabajo penitenciario: los reclusos finlandeses se capacitan AI Modelos
En la economía de altos salarios de Finlandia, una startup llamada Metroc ha aprovechado un recurso inesperado para satisfacer sus necesidades de etiquetado de datos: los reclusos. Este enfoque poco ortodoxo ha iniciado un debate sobre la ética y las implicaciones sociales de emplear prisioneros para entrenar modelos de inteligencia artificial (IA). Pero también refleja una solución creativa a una cuestión laboral específica del país.
En un ambiente estéril dentro de la prisión de Hämeenlinna, una reclusa conocida por su apodo carcelario, Marmalade, demuestra cómo trabaja. Sentada frente a una computadora portátil HP, revisa textos breves relacionados con el sector inmobiliario y responde preguntas de sí o no. Marmalade, sin ser consciente del objetivo más amplio de su trabajo, especula que podría estar contribuyendo a un chatbot de servicio al cliente. Sin embargo, sus tareas sirven para entrenar el modelo de inteligencia artificial de Metroc diseñado para empresas constructoras que buscan información sobre nuevos proyectos de construcción.
El desafío global del etiquetado de datos con IA
A nivel mundial, millones de “trabajadores de clic” sirven como columna vertebral del desarrollo de la IA, ayudando a estos sistemas a distinguir entre diferentes tipos de información. Empresas como OpenAI suelen subcontratar este trabajo a países donde la mano de obra es menos costosa. Sin embargo, la necesidad específica de trabajadores de habla finlandesa supuso un desafío para Metroc. Los trabajadores con salarios bajos son escasos en Finlandia debido al alto nivel de vida del país y a las generosas prestaciones por desempleo. Esto llevó a la startup a explorar la posibilidad de utilizar mano de obra penitenciaria.
¿Una situación en la que todos ganan o un atolladero ético?
La decisión de Metroc fue práctica. La empresa encontró una manera de contratar trabajadores económicos que hablaran finlandés. Mientras tanto, el sistema penitenciario finlandés ofrece a los reclusos la oportunidad de tener cierta exposición al mercado laboral digital que encontrarán al ser liberados. Los críticos argumentan que tales acuerdos corren el riesgo de explotar a una población vulnerable; sin embargo, en Finlandia, el programa ha obtenido una amplia aceptación.
Tuukka Lehtiniemi, investigadora de la Universidad de Helsinki, ha estado estudiando esta forma única de trabajo con datos. Según él, lo que está sucediendo en Finlandia ofrece una nueva perspectiva sobre el trabajo con datos, que difiere notablemente de las normas globales.
Dentro de Hämeenlinna: una prisión finlandesa de alta seguridad
Marmalade es una de las reclusas de Hämeenlinna, el centro de máxima seguridad de Finlandia exclusivo para mujeres. Aquí, los reclusos como ella tienen la opción de realizar trabajos penitenciarios tradicionales, como coser y limpiar, u optar por tareas de etiquetado de datos. El trabajo es voluntario y a los reclusos se les paga por horas, sin objetivos de desempeño.
Unos 20 reclusos han probado esta forma de trabajo con IA, según Minna Inkinen, instructora de trabajo penitenciario. Mientras que la sala donde se realiza el trabajo tradicional como la costura está repleta de actividad, el área de trabajo de la IA permanece relativamente vacía, a menudo ocupada por solo unas pocas personas.
La expansión de Metroc y el interés de los inversores
Jussi Virnala, director general de Metroc, se muestra entusiasmado con la colaboración de la empresa con las prisiones finlandesas. Cree que ha aportado valor a su startup, especialmente porque Metroc acaba de conseguir una ronda de financiación de 2 millones de euros destinada a la expansión nórdica. Los inversores, señala, están particularmente interesados en el aspecto laboral penitenciario del modelo de negocio de Metroc.
Rehabilitación digital y el futuro
Pia Puolakka, directora del Proyecto Prisión Inteligente de la agencia penitenciaria y de libertad condicional de Finlandia, ve el trabajo digital como otro paso para hacer que las cárceles reflejen mejor el mundo exterior. Su objetivo es ofrecer a los reclusos exposición a una variedad de experiencias laborales, incluidas las digitales.
Aún está por determinar hasta qué punto el etiquetado de datos puede servir como una habilidad transferible para toda la vida después de la prisión. Críticos como Amos Toh de Human Rights Watch argumentan que depender de poblaciones vulnerables como los reclusos para el trabajo de datos es problemático.
Un debate entre innovación y ética
Al sopesar los aspectos éticos del proyecto, es crucial considerar ambas partes. Tuukka Lehtiniemi cree que el trabajo beneficia a los reclusos al ofrecerles tareas cognitivamente estimulantes y ayuda a preservar el idioma finlandés en la era de la inteligencia artificial. Sin embargo, escépticos como Amos Toh advierten contra el establecimiento de un precedente que podría conducir a prácticas laborales de explotación en la formación de IA.
Implicaciones para el trabajo penitenciario mundial y el desarrollo de la IA
El enfoque finlandés del trabajo penitenciario, centrado en la rehabilitación, contrasta marcadamente con el de países como Estados Unidos, donde el trabajo suele ser obligatorio. A medida que las empresas de IA requieren cada vez más trabajo con datos, las preguntas sobre quién debe realizar este trabajo y bajo qué condiciones se vuelven más apremiantes. ¿Podría este modelo finlandés ser el nuevo estándar o se convertirá en una advertencia?
En resumen, la colaboración de Metroc con las prisiones finlandesas abre la puerta a una multitud de cuestiones relacionadas con el trabajo, la ética y la intersección de la tecnología y la sociedad. Si bien algunos ven esto como una solución innovadora a un desafío laboral localizado, otros se preocupan por las implicaciones éticas y el precedente que sienta para futuras prácticas laborales en el ámbito de la IA.